

He aprendido que debo tomar con las dos manos el regalo de la amistad que Dios me regala a través de las personas.
Debo tratarles con mucho amor y cuidado hasta donde ellos me lo permitan, y debo aprender a soltarles cuando ellos así lo deseen.
No debo retenerles, debo abrir mis dos manos y dejarles libres, quizá algun día regresarán y querrán quedarse para siempre.
He aprendido que jamás debo dañar con malas acciones o palabras a quienes digo amar.
Quizá ya es un poco tarde haber aprendido a cuidar las amistades que Dios me regala, porque...ya habré perdido valiosas amistades, pero... hoy quiero comenzar de nuevo, seguir esta enseñanza y pedir una nueva oportunidad a Dios para poder ser una amiga de verdad, una amiga que sepa amar, respetar y sepa dejar en libertad a quienes dice amar.
Esa es mi oración, que Dios me enseñe a ser esa amiga para todos ustedes.
¡¡Bendiciones para sus vidas!!
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